Te bajaste del tren.Y seguiste solo tu camino hacia
el infinito.
Sin hablar, sin decirnos por qué
nos abandonabas por la vida en nuestro camino
compartido, sin despedirte siquiera.
Te marchaste.
Y antes de dar el primer paso
hacia tu futuro incierto, no fuiste capaz de
mirar atrás y ver que te necesitábamos.
Nos dejaste colgados del cruel
presente, siguiendo el viaje que juntos
habíamos comenzado.
No te preocupó. Ni te importó que
sufriéramos con tu marcha repentina.
Te bajaste del tren.
Y sin darnos cuenta, te perdiste
por el espacio.
Tú, ni una palabra, ni un adiós
que nos consolara en nuestro llanto, en
nuestra impotencia, en nuestra tremenda
desesperación.
Te marchaste.
Y dejaste tus huellas marcando
la tierra del recuerdo; como un fugitivo,
escapando constantemente, huyendo... hasta
que saltaste al vacío.
Escapaste del tren.
Y te fuiste lejos, a lugares remotos
y desconocidos, sin decir nada.
... Pañuelos blancos se agitaban
a lo lejos, mientras el tren silbaba siguiendo
su marcha ininterrumpida, estación tras
estación..., día tras día...

No hay comentarios:
Publicar un comentario