"Concepto, imagen o representación sin verdadera realidad, sugeridos por la imaginación o causados por engaño de los sentidos". Eso dice el diccionario de la palabra ilusión. Por lo tanto es responsabilidad nuestra ilusionarnos con cosas que en la realidad no existen.
Es fácil crearse una ilusión, a veces sólo es necesario un gesto, una palabra... En el fondo tal vez nos guste engañarnos a nosotros mismos para mantenernos vivos, para sentirnos soñar. A veces es el único motivo que encontramos para esbozar una sonrisa... Y por tanto nadie es culpable cuando las ilusiones se derrumban: solo nosotros mismos que las hemos creado.
Un día de pronto las hacemos nuestras, creibles... y el día que surge la desilusión te queda por dentro tal vacío y tal dolor que piensas que nunca más volveras a ilusionarte. Pero ¿quién es capaz de resistirse al encanto?
¿Quién sabe cuando las ilusiones dejan de serlo, a dónde van? ¿qué es de ellas? ¿formarán de pronto parte de otros? ¿volverán de nuevo a nosotros algún día?
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