15 de mayo de 2013

Las Motos


Los hay que se cuelan en tu vida sin avisar.

Entran tendiéndote la mano con una sonrisa, ocupan un espacio y te regalan los oidos. Como en un mercadillo, te ofrecen su mercancía y tú que estás espectante y con el corazón abierto te dejas vender la moto...
.
¡Bonita moto, Perla!

Claro que cuando comienzas el rodaje es cuando empiezan los ruidos raros. Ahora arranca, ahora para en seco. Un día el motor se calienta (hummmm) y cuando menos te lo esperas ¡¡sorpresa!! se te ha gripado. Y piensas: "Yo le eché gasolina... Si funcionaba bien... ¿acaso no iba todo sobre ruedas?..."

Y la moto al final, no te lleva a ningún sitio.

Así ocurre en ocasiones con las relaciones con el otro sexo: Que no te llevan a ninguna parte y te dejan tan maltrecha... que se te quitan las ganas de volver a montar en moto.

.
.

No hay comentarios: