27 de diciembre de 2006

Dos

Cuando nuestros dedos
se entrelazan
y el silencio de pronto se llena
de miradas, siento
como si los latidos del corazón
se quedaran suspendidos
del vacío;
los besos dan paso a los sentimientos
que se desbordan entre estos
ríos dulces de sensaciones.
... El roce de una mirada cómplice,
penetrándo hasta lo más hondo del alma,
los dedos dibujando nuestros cuerpos,
modelando una sonrisa,
sintiendo mi reflejo en la luna de tu cara...
Se para el tiempo, el pensamiento,
se acelera el corazón hasta fundirse en ansias
de volar contigo, de crecer contigo
mientras siento que tus manos
se diluyen con las mías
y de esas simas emanan
incansables suspiros de vida incontrolada...
(Después de cada encuentro,
me queda esta huella dulce, compañero).

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