Ayer soñé que tu sombrase desvanecía entre mis dedos frágiles,
que tu rostro
estallaba contra el rompeolas
del espejo del tiempo.
Y en un absurdo pensamiento,
no podía escribirte ni una sola letra.
Ayer te soñé oscuro y gris
en un infierno de imágenes sin sentido;
tu cuerpo se difuminaba en el mar
de mis ojos
y no podía abrir el alma y mojarme.
Anoche luché contra un fantasma de
hoja afilada que me partía a pedazos
la entraña de amor destrozada.

No hay comentarios:
Publicar un comentario