Todo está bien. Tus dedos rozan la paz interior. Puedes cerrar los ojos y sonreir sintiendo los acordes de la música en tu corazón. El mundo a tu alrededor gira en orden. Ese orden que no siempre es alcanzable, esa tranquilidad de espíritu que nos hace pisar firme y mirar profundamente a los ojos del otro, sin velos, desnudando tu alma. Es el Ying y el Yang. La mente y el cuerpo. El equilibrio interior.
Ese equilibrio también te lo proporcionan las personas que te rodean. Hay personas que te transmiten buenas vibraciones, que sin conocerlas te gustan: el ying. Otras que según pasan por tu lado percibes que si les abres las puertas, no van a aportar nada bueno a tu vida: el yang.
Fin de semana de búsqueda y de encuentro. Todo sigue su camino, su armonía... Alguien aparece entonces y te dice: "Ya he despertado... ¿eres mi sueño?" y tú sabes entonces que no te confundes. Sabes dónde está cada cosa, dónde está cada uno... Personas que están en tu vida y que te aportan y otras que no estarán nunca. Los que te quieren por lo que eres y los que no te quieren por lo mismo.
Esta soy yo. Esto es lo que hay. Soy lo que veis, lo que leeis.
No, Armand. Yo no soy tu sueño. Soy real y tangible. Como tú. Parte de todo.
El Ying y el Yang.
1 comentario:
Sueño que no soy el único que sueña
con dulces sueños.
Sueño que aún queda una princesa
para mi cuento.
Sueño que un día dejo de soñar
y al fin despierto.
Sueño que mi sueño era real
y eres mi sueño.
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