5 de enero de 2008

Y se hizo Nochebuena...


Extiendo mis dedos
y en un intento de desplegar las alas
das un paso adelante cogido de mi mano
y entras en mi noche e iluminas esta casa.
Aquí estoy –susurraste- ... Necesitaba tus manos,
tus labios, tus sonrisas y tus ganas. Aquí estoy...

Aquí estás.
Tras de mí, imprimiendo tu calor, tu aroma,
haciéndome anfitriona de tu alma,
el destello de tus ojos verdes poseyendo a los míos
mientras llenamos cada suspiro de miradas.
Siento tu aliento húmedo en la mejilla
mientras esos dedos saltarines desenredan
los nudos que el arte de tu amor forjó en mi pelo,
recorriéndome con dulzura
la linea imaginaria de la espalda
y tu lengua que dibuja estrellas en mis senos
y sonríe en su recorrido y sube
y gira, y vuelve, y baja.

Aquí estas…
Revolviéndome toda, mezclando
tus sentidos con los míos,
destilando frenesí, dulzura, pasión y magia.
Sólo el amor puede detener el tiempo,
ignorar las horas que se deslizan veloces
mientras paseamos nuestras bocas
por la tibieza que desprenden estos cuerpos
fundidos, exaltados y anhelantes
y aunar la noche, el amanecer y la mañana…
.
.
.
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1 comentario:

Anónimo dijo...

Ese hombre tiene mucha suerte. Ojala yo..... quizas.....

Jack