Abro los ojos a un nuevo día.
Hoy la Perla empieza a amanecer
aunque te leo y siento que algo aún
remueves en mí.
Y sí, puedo sentirlo,
aún me queda ese poso de dolor
del que reconoce
que no es su momento ni su sitio,
pero que previsora
ya me fuí curando poco a poco,
ya sabía que tendría que lamerme las heridas
de una historia que terminaría así:
en silencio, sin ruido, tal como empezó...
Suerte que frené en seco y aún pude
disfrutarte otros momentos.
Ahora abro los ojos por fín, sé
que me quedé al principio de sentirte amor
sé que entre tus brazos tan pronto me desataba
como me llenaba de ternura
y muchas veces estuve a punto
de susurrarte al oido un te quiero
que traicionara mi silencio,
dejándome llevar por mis latidos,
el momento y la pasión.
Y hoy de pronto lo he entendido
o eso creo…
Hoy te leí y algo se me removió por dentro.
Suerte que de nuevo siento el alma
llena de esperanzas que mitigan mi dolor,
que me hacen levantarme y caminar otro día
con la mirada al frente
esta vez sin amordazarme, sin más
silencios contenidos,
sin ocultar mis ojos porque no leyeras,
por no perder algo
que nunca tuve, que nunca fue mío.
Porque hoy algo empieza... porque algo terminó.
.
.
1 comentario:
Perla,no es propio de ti guardar silencio. Cuando uno ama hay que gritarlo a los cuatro vientos.
¿Porque no miras a tu alrededor?hay al menos un hombre que te ama: yo.
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