Fíjate que sin querer
y sin saber apenas nada
de lo que se me cuece dentro,
has insuflado algo de vida
a mis pulmones sedientos.
Has abierto la puerta de golpe
entrando sin llamar
y hasta sin saberlo tus risas
han hecho tambalearse
mis pilares y mis cimientos.
Me dejaste al lado una flor
de ilusión que crece cada día
y me anima a seguir caminando
buscando el sentido,
recorriendo otros senderos.
¿Y mañana?
No sé, estaremos ahí...
y nos tomaremos una copa
como dos amigos que se encuentran,
como si fuera lo habitual
y ya nos conocieramos.
¿Mañana?
Tal vez no será tan solo otro día,
sino otra oportunidad.
Mañana nos vemos.
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