26 de enero de 2007

Como el agua...


Todos hemos echado de menos a alguien en algún momento de nuestras vidas. Esa persona que sólo con estar llenaba nuestro espacio, que nos hacia verlo todo de otra manera, con quien compartíamos momentos de nuestra existencia realmente sinceros. Esa persona que nos daba paz, seguridad, que nos hacía sentir queridos, que nos alegraba el alma por el solo hecho de estar a nuestro lado... Y un día de pronto ya no está ahí. Y tal vez no volverá a estar nunca ¿Por qué a veces sólo nos damos cuenta de lo que tenemos cuando hemos dejado de tenerlo? ¿Por qué estamos tan ciegos? ¿Por qué no somos capaces de valorar en su justa medida a las personas? La estupidez humana... dejándonos llevar por laureles vanos, por utopías y sueños absurdos cuando lo que buscas en realidad lo tienes frente a tí y sólo es cuestión de alargar la mano y cogerlo. El no hacer en su momento ese gesto puede sumirte para siempre en una eterna tristeza.

Mírate las manos. ¿Están llenas o vacías? ¿Estás dejando escapar el agua cristalina entre los dedos? Aún puedes acercarla a tus labios y beberla... Cuando desaparezca la última gota ya no será posible. Piénsalo... antes de que se te derrame toda...

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