15 de octubre de 2016

BASTA

De vez en cuando una
aún es capaz
de abrir los ojos y gritar: ¡Basta!
aunque el corazón ya se haya
desgarrado lo suficiente
y tenga hecha girones el alma.

Cuando la lucha
deja de tener sentido
y estás vacía de palabras,
cuando las estrellas se nublan,
pierdes el rumbo
y los cantos de sirenas
ya no te provocan nada...
Cuando no quedan fuerzas
para seguir navegando
mientras sangras intuyendo
que en realidad ya no te aman...

En ese momento te preguntas
dónde fueron las promesas
dónde quedó la sinceridad
dónde se perdieron las palabras...
Y te duele
cada rincón, cada estrofa
cada melodía, cada mirada...
y duele
cerrar los ojos y verle
y sentirle y hasta poder olerle
desgarrada por la añoranza.

Vale. Aquí teneis mi alma herida.

Pero cuando las lágrimas
me desbordan y la pena me atenaza
aún puedo levantar la cabeza
y dominar mi congoja
mientras me levanto desnuda
y grito con fuerza: ¡basta!
.
.

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