Enamorarse

Es hermoso enamorarse... Tener esa sonrisilla tonta durante todo el día que sin querer te ilumina la cara, ese brillo en los ojos que miran perdidos, ausentes... esa comezón, ese desasosiego interior que te recorre el cuerpo, que va trepando dentro de tí produciéndote un nudo seco en la garganta y te hace suspirar en un intento por tomar el aire que sientes que te falta y que de pronto se va escurriendo por tu esternón, te oprime el estómago haciendo un guiñapo con él y sigue su camino hasta colarse entre tus piernas sintiéndote ruborizar mientras notas tu sexo húmedo y el corazón cabalgando a golpes, tan desbocado que hasta si pones atención puedes escuchar tus propios latidos...

Es hermoso que alguien te haga sentir así, y más que te creas aunque sea por un segundo en el día que tal vez ese alguien siente algo parecido por tí y te piense y tenga necesidad de sentirte, de escucharte, que te desee, que te necesite, que te ame.

Es tan difícil hallar en tu camino a esa persona, tanto...

Es hermoso quererse, tener a alguien de verdad que cuide de tu corazón. Aunque sólo puedes recibir algo así si te lanzas a entregarlo. Es en ese cruce de intenciones y sentimientos donde está la magia.

Y yo... bueno... Supongo que por algún capricho divino sé muy bien cómo se sienten los enamorados y aunque ya pasó el tiempo y hace años que navego sola en mi barco y sin rumbo... ¿Quién sabe qué ocurrirá mañana y quién estará ahí, a mi lado?

Tal vez en algún momento aparecerá alguien a las puertas de mi corazón y hasta tal vez acercándose, me susurrará al oido: TE AMO y de pronto, todo dentro de mí se revolucione y la sonrisilla tonta y la mirada perdida, el desasosiego, el ahogo, el frenesí... me recorrerán de nuevo.

¿Enamorada? Tal vez... ¿quién sabe?

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